No se lleva en la muñeca ni se cuelga en la pared. No tiene perillas ni agujas. Tampoco alarma, aunque —a su modo— puede funcionar como un eficaz despertador. De conciencias.

El World Food Clock, de él hablamos, es un interesante proyecto online que grafica con elocuencia el drama de los desechos alimentarios a través de una sucesión de ilustraciones y datos estadísticos. Así, en unos pocos pantallazos el sitio resume las claves de un flagelo cada vez más visible en la agenda global de la sustentabilidad y la lucha contra la pobreza.

Refutando el axioma de cabecera de los defensores de la biotecnología y la agricultura intensiva (“sin transgénicos no habría comida suficiente para todos”), hay quienes sostienen —como Carlo Petrini, fundador del movimiento Slow Food, acá— que alimentos sobran. Sólo que mal distribuidos y, en una proporción alarmante, desperdiciados.

Para enterarte cuánta comida se produce, se consume y se echa a perder segundo a segundo, así como el volumen de los recursos utilizados para elaborarla y el impacto ambiental de esta problemática, date una vuelta por worldfoodclock.com.