Enviromental Working Group (EWG) es una organización sin fines de lucro con sede en Washington que actualiza cada año sus listados Dirty dozen (literalmente, “la docena sucia”) y Clean fifteen (los “quince limpios”). Como lo sugieren sus nombres, el primero agrupa a los productos que presentan los niveles más altos de residuos de pesticidas, mientras que en el otro figuran aquellos con menores niveles de toxicidad.

El informe resulta muy útil a la hora de fijar prioridades en materia de consumo, ya que permite conocer en qué productos resulta especialmente beneficioso —para la salud y el medio ambiente— optar por sus versiones orgánicas, o incluso qué especies conviene sembrar en una huerta familiar.

En la lista negra de este año aparecen los tomates cherry, manzanas, espinaca, papa y uva, entre otros. Mientras que en el polo positivo encontramos, por ejemplo, palta, mango, berenjena, pomelo, cebolla y ananá. Para consultar la nómina completa, hacé clic acá.

Cómo desinfectarlas
Desde la entidad aclaran que siempre es mayor el beneficio de incluir frutas y verduras frescas en la dieta que el riesgo de exponerse a los residuos tóxicos. Claro que, en la medida de lo posible, se recomienda intentar conseguir productos locales y libres de químicos, es decir, provenientes de agricultura ecológica.

Una buena alternativa, para quienes —ya sea por razones económicas o geográficas— no pueden acceder a estos consiste en desinfectar las frutas y verduras con bicarbonato de sodio, como lo explica el chef Pablo Martin en esta nota de su blog #AlimentaciónConsciente:

“Recordá lavar bien las frutas y verduras. Si son orgánicas, las ponés en la bacha con abundante agua y un chorro de vinagre durante diez minutos. Luego las enjuagás con agua, y listo. Si no lo son, a esa agua con vinagre le agregás una o dos cucharadas de bicarbonato de sodio; dejás en ella las frutas o verduras diez minutos y las enjuagás. El vinagre ‘mata’ los bichos y el bicarbonato ‘barre’ los pesticidas.”